Casos Reales
Carta de un cliente agradecido en valladolid
El texto que se expone a continuación es el contenido de un correo electrónico que un cliente de la oficina de Abomedia en Valladolid, Don Oscar Martínez Tejeda, envió en agradecimiento al trato recibido en la gestión del expediente abierto con ocasión del accidente de moto que sufrió al chocar contra él un coche como consecuencia del despiste sufrido por el conductor de éste.
“Hola Sira, Pues eso, que quiero confirmaros que he recibido correctamente por parte de AXA el importe por Asistencia Jurídica, y también por supuesto la transferencia por parte vuestra del resto de la indemnización. Se podría decir que en mi caso que......CASO CERRADO.
Prácticamente estamos a unos días de que llegue el "aniversario del accidente", y desde aquel día muchas cosas han cambiado.
Nunca antes había tenido la desgracia de tener un accidente con daños corporales, y todo lo que conlleva. Quizás dentro
de lo malo le puedo ver cosas muy positivas. En un accidente es un cúmulo de factores, donde va cómo no, incluida también
la suerte. Hay accidentes que son un paréntesis y otros que son un antes y un después. El mío fue de los primeros.
Me veo a mí mismo 9 meses más tarde desde mi reincorporación al trabajo, pudiéndome ganar la vida como me la ganaba hasta
antes del accidente, con la moto arreglada, con los daños materiales (casco y demás) debidamente reclamados y con una indemnización
adecuada en mi cuenta bancaria. Todo eso no sería posible sin el equipo de trabajo tan excelente que formáis. Muchas gracias.
Ante la desventaja que le supone a una persona sin conocimientos jurídicos el enfrentarse a las aseguradoras, que se parece mucho a un David contra Goliat, vosotros hacéis posible el hablar de tu a tú con esos monstruos. Cuando tuve el accidente, y estaba con el pie multiplicado por 3, sin que me atendiese la compañía de seguros, me sentí con una impotencia descomunal. Lo que más valoro quizás es el que me cambiarais las prioridades, es decir que me preocupase por curarme y quedar lo mejor posible, que lo material y lo económico ya vendría después.
Lo malo que tenemos los moteros es que aunque vayamos con la cabeza debajo del brazo, queremos que la moto esté perfecta. Gracias también por vuestra ayuda con la segunda reparación de la moto que la tuve que llevar a Madrid. Me compré una moto de una marca de prestigio que en otras ciudades funcionan los concesionarios a la perfección, pero aquí en Valladolid el concesionario es un nido de incompetentes y de ladrones. Dos meses la moto en el taller, y luego no querían saber nada de la moto.
Quizás aunque eso no lo llegaré a saber nunca, el toque de atención les llegó por parte de la aseguradora, que tras haberles presentado una factura de reparación de más de 5000€, y que les llegase otra factura de otro concesionario de Madrid, con un importe de más de 1000€, porque ellos no se habían hecho cargo de haber efectuado la 2ª reparación. Lo cierto es que la cara que me ponen cuando alguna vez que otra me dejo caer por su concesionario, pues no es muy bonita, la verdad.
También hay que destacar la puesta a disposición del taxi, que aunque la disposición médica es de reposo, y de no apoyar el pie, resulta que hay que hacer una cantidad increíble de visitas a médicos, ir a hacer radiografías, llevar partes a la empresa, ir a veros de vez en cuando, ir a la rehabilitación, que cuando no se puede caminar parece una odisea. Gracias a Tino y a David. A la clínica de rehabilitación, a la Dra. Elena y a Isabel mi fisio, y todas las demás fisioterapeutas, que me dieron el tratamiento correcto y que ahora puedo volver a llevar a mi sobrina en los hombros sin que se me resienta el pie. A todas ellas, gracias. Y por último a ti Sira, Gracias. Eres una excelente abogada. Sigue así. Un saludo a todos de mi parte.
P.D.: Como no, para el baúl del olvido, quedan mis amigos (referencia a los médicos de la Compañía), que aunque sean grandes especialistas, no son profesionales, porque no saben llevar un tema médico con imparcialidad, sino que besan el culo a las aseguradoras. Ganarán mucho dinero de las desgracias ajenas, pero no así mi reconocimiento de que sean grandes profesionales por un trabajo bien hecho, por sus pretensiones hábilmente paradas por ti, de dejarme a medias, mal curado, sin la suficiente rehabilitación, y darme el alta de cualquiera manera, aparte de su total carencia de cualquier tipo de la falta de sensibilidad humana. Si alguna vez estos señores hicieron el juramento de Hipócrates, harto al tiempo que hace que olvidaron su significado por doblegarse ante el vil metal ”