Latigazo cervical

latigazo cervical

EL SÍNDROME DEL LATIGAZO CERVICAL

El término Latigazo Cervical fue introducido por Harold E. Crowe en 1923 para referirse al mecanismo de producción de lesiones cervicales a consecuencia de aceleraciones bruscas, definiéndolo como un "mecanismo de subluxación brusca por hiperextensión seguida de hiperflexión de la nuca".

La causa ordinaria del Síndrome del Latigazo Cervical (S.L.C., en inglés whiplash) y sus trastornos asociados (en inglés Whiplash Associated Disorders o W.A.D.) se encuentra en los accidentes de circulación, y concretamente en los choques frontales entre vehículos.

Es la lesión o padecimiento más común entre los supuestos de indemnización a consecuencia de los accidentes de tráfico. Se calcula que al menos el 95% de los casos diagnosticados es a consecuencia de los accidentes de circulación.

Su incidencia es tan frecuente en las sociedades modernas que llega a hablarse de "epidemia". El Síndrome del Latigazo Cervical empezó a ser objeto de atención en Estados Unidos en los años 50, y a partir de los años 80 en Europa, dado el impacto del crecimiento de su parque automovilístico y el creciente número de casos diagnosticados como consecuencia de los accidentes de tráfico. Tras la publicación del trabajo de este grupo canadiense, han proliferado diversos estudios médicos y sociosanitarios sobre los trastornos físicos y psicológicos asociados: aparición, duración, gravedad, tipología y diagnóstico.

El número de casos de Latigazo Cervical diagnosticados por año en España es muy alto -entre 20.000 y 25.000 nuevos casos aproximadamente-, y en continuo crecimiento -en consonancia con el continuo aumento del parque de vehículos- situándose en ratios de 1 a 3 casos por cada mil habitantes. Entre el 20% y el 50% de los accidentes de tráfico a no más de 30 kilómetros por hora -caso típico de las caravanas y la circulación por núcleos urbanos- son la causa de Latigazo Cervical. Los peritos accidentes darán también el informe previo para valorar los daños causados.

Aproximadamente, un 90% de los casos diagnosticados se producen en accidentes en los que se hallan implicados turismos (incluyendo taxis), un 4-5% camiones, un 4% el resto de vehículos, y el 1-1'5% peatones.

La definición más aceptada del Latigazo Cervical es la ofrecida en el estudio elaborado por el Québec Task Force [Grupo de Trabajo de Québec] (Canadá), cuyas conclusiones publicó la revista Spine en 1995: "Mecanismo de aceleración-desaceleración del cuello que transmite su energía a la región cervical. Puede ser el resultado de colisiones en accidentes de vehiculos por impacto posterior o lateral... El impacto produce una lesión de los huesos o en los tejidos blandos cervicales (Lesión por Latigazo), pudiendo causar una gran variedad de manifestaciones clínicas (Síndrome Asociado al Latigazo Cervical)".

En definitiva, se produce de forma sucesiva y brusca una flexión-extensión aguda en la columna cervical (el cuello), tan rápidas que no da tiempo a la función protectora de la musculatura.

El Québec Task Force estableció cinco grados, de menor a mayor gravedad,

  • Grado 0: carencia de signos o síntomas, ni cervicalgia [dolor cervical].
  • Grado I: presencia de cervicalgia o rigidez sin signos físicos (no signos clínicos objetivables).
  • Grado II: cervicalgia con pérdida de recorrido articular o puntos dolorosos a la palpación, signos músculo-esqueléticos. Se divide en dos subgrados, dependiendo de si además del dolor, existe o no una limitación de recorrido articular.
  • Grado III: síntomas de cuello y signos neurológicos (como la disminución o ausencia de los reflejos sensitivos, debilidad, déficit sensitivo)
  • Grado IV: síntomas en cuello, y fractura o luxación cervical, quedando fuera de lo que es considerado como Latigazo cervical. Puede ocasionar la muerte.

Las lesiones -cuya gravedad depende en gran medida de la posición de la cabeza en el momento del impacto- pueden producirse tanto en partes blandas (músculos, nervios) como en la columna cervical (aplastamientos discales, rotura de ligamentos, subluxación de articulaciones, hemorragias). La lesión típica en las partes blandas es el Esguince Cervical, que según su gravedad puede ser de Tipo I (estiramiento menor de tejidos), Tipo II (estiramiento moderado, con rotura parcial de tejidos) o Tipo III (fuerte estiramiento, con rotura y separación de tejidos).

Las lesiones secundarias se producen en la columna vertebral (degeneraciones de discos, articulaciones, etc), y son por lo general muy dolorosas y prolongadas en el tiempo, llegando a ser crónicas.

Los síntomas y desórdenes asociados más frecuentes al latigazo cervical (directos como derivados) tras el accidente y durante el tratamiento médico de la lesión son:

Cervicalgia o dolor cervical; Debilidad o falta de fuerza; Cefaleas (dolores de cabeza) diarias, prolongadas y persistentes en el tiempo, de distinta tipología e intensidad, algunas de las cuales se asocian a vértigos, mareos y parestesias (alteraciones en los reflejos); Disfunciones en algunas articulaciones; dolores lumbares y de espalda; alteraciones psicológicas de aparición tardía (distrés emocional, ansiedad, angustia, depresión, alteraciones del sueño, fobia a la conducción...); alteraciones visuales... considerando siempre los factores previos de referencia de cada paciente: edad, sexo, complexión física, el estado físico y de salud iníciales, historial clínico, etc. Los niños de hasta cuatro o cinco años tienen mayor predisposición a sufrir lesiones medulares, dada la poca solidez de las vértebras cervicales.

No hay que olvidar tampoco las alteraciones y deterioros que estos padecimientos y dolencias pueden determinan en relación al entorno familiar y social, hábitos, en la calidad de vida, así como los perjuicios económicos asociados.

Realizadas las correspondiente exploraciones y pruebas (radiografías, resonancias magnéticas, etc) se determina el diagnóstico y alcance, y de acuerdo a este el tratamiento a aplicar.

Los tratamientos suelen aplicarse de manera combinada: farmacológicos, fisioterapeúticos, los modernos derivados de las nuevas tecnologías, otros más tradicionales como la crioterapia y/o la termoterapia, y en su caso las intervenciones quirúrgicas.

En cuanto al tiempo, existen estudios médicos -y otros de tipo estadístico- que intentan o pretenden fijar la duración de los tratamientos y su curación... sin que haya acuerdo en su determinación (ni qué decir que los encargados o realizados por las compañías aseguradoras tienden a acortarlos, por lo que el asesoramiento de un abogado se hace esencial). Pueden durar semanas, meses, un año... o pueden llegar a no curarse del todo. Hay autores que hablan de un Síndrome del Latigazo Cervical Crónico en relación con las secuelas residuales, diferidas en el tiempo.